29/6/08

“Creía que la que cantaba era Juana Molina” y otras confesiones de invierno



La primera vez que escuché a Carla Bruni fue como música incidental de un spot publicitario televisivo de calditos Knorr Suiza. La canción “Quelqu`un m`a dit”, compuesta por la diva junto con el director de cine Leos Carax (director de “Malasangre” y “Los amantes de Pont Neuf”) ilustraba con su suave y tierna voz, acompañada por tenues arpegios de guitarra acústica, la escena en que una empleada de limpieza en una oficina conectaba de madrugada un teléfono-con-imagen que era atendido en Rusia por un tal Dimitri o Vladimir que se enamoraba de la cenicienta que preparaba sopita Knorr. Creía que la que cantaba era Juana Molina, quien ha compuesto estupendas canciones en francés en un estilo de balada expresiva no muy alejado de ese hit de la primera dama de Francia.
Ahora, a partir del 21 de julio, se viene el último disco de Carla Bruni. Y no es una forma de decir, este trabajo no será el “más reciente”, sino “el último”, ya que parece que su marido presidencial ha decretado el fin de su carrera artística (la de ella, la de él nunca empezó. Aprovechamos este comentario para hacer un llamado a la solidaridad: se necesitan 100 dadores de onda para el primer mandatario galo). Se trata de “Como si nada hubiera pasado” en donde Carlita confiesa en una de sus canciones que es “una niña, a pesar de mis 30 amantes” (los de ella). Llegado este punto hay voces discordantes y controversiales. Hay colegas, como el impecable y circunspecto Juan Pablo Varsky, que frente a la imagen de Carlita pierden la compostura y comienzan a desgranar metáforas de baja estofa sobre la ingesta de golosinas por parte de “Shark-ozy” (onomatópeyico y políglota juego de palabras con “Shark” –“tiburón” en inglés- y “Aussi” –“también” en francés). Prefiero en cambio la postura de quienes coinciden en este caso con el risueño comentario del trompetista y conductor radial Gillespi referido a la actriz que interpreta a la “99” en la remake del Superagente 86 (“Me dasss una combi y voy ahora misssmo a Rafael Calzada y te traigo 30 minassss que essstán mássss buenasss que éssssta”). Lo cierto es que Carlita se las ingenió para reclutar a 30 chabones de alta gama, entre los que, además del actual presidente de Francia, se encuentran músicos como Eric Clapton o Mick Jagger, el mencionado director de cine Leos Carax, el nabo de Kevin Costner, el garca de Donald Trump, Jean Jaques Goldman –una especie de “Bombita Rodríguez” francés- o Christopher Thompson, el hijo de la directora de cine Danielle Thompson (realizadora de “Lo mejor de nuestras vidas” una película buenísima onda, ideal para levantar el ánimo a los amigos en trances depresivos: alquílenla, en serio).
De hecho, la larga lista de amantes de Carlita podría utilizarse en las psicoterapias de pacientes varones, como pregunta de test de psicodiagnóstico: “¿Con cuál de los 30 amantes de Carla Bruni te identificás?” En mi caso, hay días en que al salir de la terapia –con una profesional de gran proyección, inconvenientemente joven, concheta, pecosa y embarazada-, si he recibido eficaces masajes en la autoestima, tiendo a sentir una inexplicable pero no por ello menos solidaria empatía con Laurent Fabius, ex primer ministro socialista, a quien Carlita rememora como “todo un caballero”, pero sobre todo como un “extraordinario, inolvidable” performer de alcoba.