13/7/08

Una historia de “amplio espectro”


El más reciente libro de María Rosa Lojo, “La pasión de los nómades”, reúne una prosa ágil y atrapante, con estructura casi de cómic ambientado entre la historia y la fantasía, que lo torna –más allá de su probable obligatoriedad de lectura escolar- en una apasionante, valga la sincronía con el título, experiencia literaria e histórica, particularmente recomendable a jóvenes y adolescentes inquietos y curiosos respecto de la Historia argentina.
El protagonista de la novela es sin dudas Lucio V. Mansilla, sobrino de Juan Manuel de Rosas, y una especie de “prócer frustrado”, a partir de su excesiva locuacidad, su excentricismo de dandy en tiempos de rusticidades culturales y violencia política, y sus ambiguas gestiones con los indios de su tiempo, que lo perciben como una especie de Michael Collins –aquel líder irlandés que tras obtener el tratado de 1922 que creaba la República de Irlanda fue reprobado por sus seguidores, porque el mismo tratado dejaba Irlanda del Norte en manos de los británicos- de las pampas, artífice de un tratado de difícil casi utópico cumplimiento por parte de los blancos.
En esta novela, en la que abunda una especie de “realismo mágico celta”, con espíritus y espectros gallegos, vale la comparación para referir el regreso del fantasma de Mansilla a la década del `90, junto con otros personajes fantásticos –en toda la polisemia de la palabra- que permiten un nuevo recorrido geográfico y literario: la novela relata una bitácora existencial, tomando como eje el famoso viaje de Mansilla hacia la tierra de los Ranqueles, propone una excursión hacia su alma y su memoria. Párrafo aparte para la desopilante historia sobre cómo se las ingenia el fantasma atemporal, o más bien anacrónico, para hacerse de dinero actual “fabricando” manuscritos “antiguos” para ser subastados o vendidos a coleccionistas.
En suma, un estupendo recorrido por algunos de los pasajes más apasionantes de la historia argentina pero en clave intencionadamente mítica, sin ánimos revisionistas o polemizantes, sino en tono de “Corto Maltés”, como en una cosmogonía criolla y celta, con ritmo de cómic, algo de road movie y mucho de lectura como diversión, de cultura apta para todo público.